Contacto

Crónicas

    • 15
    • 06
    • 2025
  • Entrevista José María Izquierdo

    “Charlas con Lola en la Casa Club”

por: LOLA PEÑALVER MOLINA

“Creo que todo los que me han rodeado me recuerdan como un Buen Tipo”



“La vida me ha dado unos años de regalo para disfrutarla y eso es lo que estoy haciendo”



“Lo que me gustaría plantar en la memoria de todos sería mi buen hacer”



“El Golf es una de las mejores terapias, te ayuda a concentrrte en la bolita y entonces los problemas se desvanecen... y en el hoyo 19 disfruto como un enano”





Pregunta ¿Quién es José María Izquierdo?



Respuesta. Es un aprendiz de todo y un oficial de nada. No es humildad es un reconocimiento a que he iniciado muchas cosas en mi vida y nunca he sido un maestro de nada. Empecé a trabajar de aprendiz en una imprenta y las letras me llamaron de tal manera que al final he terminado escribiendo. Per escribiendo sin saber y tener que aprender. Y para ello estuve tres años cuando me jubilé, en un taller de escritura. Y a los tres años, publiqué mi primera novela.



P. ¿Qué imagen crees que tiene la gente en la mente y en el corazón, de José María Izquierdo?



R. Creo que todos los que me han rodeado en el estudio, en el trabajo, en la jubilación, me recuerdan como un buen tipo. Para mí es un orgullo, pero debo decir que también lo he cultivado. Las cosas no vienen de regalo en la vida, hay que ganárselo todo. Gratis no hay nada.



P. ¿Qué le ha dado la vida a José María Izqierdo?



R. La vida me ha dado todo. Le tengo que agradecer lo malo, porque me ha enseñado y lo bueno, porque me ha hecho disfrutar. Sobre mi espalda tengo la muerte de muchos seres queridos: la de mi esposa, la de un hijo… la de mi padre fusilado en la Guerra Civil por defender a sus hijos; pero en compensación me ha dado unos años de regalo para disfruta de ella y eso es lo que estoy haciendo. Viviendo y disfrutando los últimos momentos de mi vida, ¡qué no es poco!



P. ¿Y qué le ha dado José María Izquierdo a la vida?



R. La enseñanza a mis 5 hijos, que se han convertido en personas que sirven a la sociedad desde el mismo oficio que el padre, (son periodistas todos). Un compromiso de entrega total a mi mujer... nos conocimos a los 16 años y hemos vivido juntos hasta los 90.





P. Maestro en eso también, compromiso, entrega, convivencia…



R. Y no ha sido fácil, ha habido momentos duros y es lógico. La paz se cultiva, tanto dentro como fuera y en la familia también. Hay que saber ceder constantemente para vivir feliz.





P. ¿Cuál crees que es la espinita de nuestra sociedad para que fallen esos valores, compromiso, empatía, ponerse en los zapatos del otro…?



R. El edonismo, es el que nos lleva a perder la razón de nuestras vidas.





P. Como escritor, como persona, ¿dinos tres libros que te han marcado en tu vida?



R. El primero “La Ilìada”, el segundo “Ivanhoe” y el tercero, aunque parezca mentira “Victoria”, el último Premio Planeta. Son los tres libros que te alegran la vida y te dan la razón de vivir buscando a la buena gente. Son tres libros que me han educado mucho.



P. Llega un momento en el que decides que esa semilla que han puesto en tí esos libros la vas a cultivar y vas a ser tú el autor… ¿Qué te lleva a dar el paso de lector que aprende, a escritor?



R. Cuando me jubilé no sabía qué iba a seguir haciendo. Inicié mis primeros pasos como pintor aficionado, y resultaba, para mí, fatal (sonríe). Pensé entonces que escribir podía ser lo mío, por mis antecedentes periodísticos... Pero cuando escribí mi primera novela, y mi hijo, que era un experto (director de “El ojo crítico” en RNE), leyó aquello me dijo: “Papá esto es infumable”. Y como tengo sangre aragonesa dije: “Pues hijo mío, tendré que aprender, pero seguiré escribiendo porque tengo ideas, así que voy a ver cómo las desarrollo”.

Entonces paseando por la calle Barceló, en Madrid, frente al mercado había un letrero enorme que decía en una de las ventanas del primer piso: “Universidad de adultos, Taller de escritura” y le dije a mi mujer: “Igual aquí me enseñan algo”.

Me matriculé y estuve allí durante tres años. Fue entonces cuando se publicó “Amores de brocha gorda”, que fue mi primera novela.



P. Un libro, y no se cerró el ciclo, vinieron más



R. Yo no he seguido nunca los ciclos, me he tomado, y me tomo la vida como un juego, y ha terminado siendo un juego el escribir. He jugado con las letras como Dios mejor me ha dado a entender. Y juntando letra a letra ha salido mi obra. Pero vamos, sin ánimo de pasar a la posteridad como escritor, ¡qué va! (vuelve a sonreir).

La escrutura ha sido simplemente para mí un desahogo, un quita manías vertido en letras.



P. Eres según la sabiduría popular “un hombre pleno”,has plantado un árbol, has escrito un libro y has tenido un hijo ... Más de un árbol, más de un hijo, más de un libro.



R. Lo cierto es que lo que quisiera sembrar en la memoria de todos sería mi buen hacer. O mejor dicho mi bien hacer, o hacer el bien a los que me rodean.



P. Estoy frente a un hombre que brilla con una energía vital envidiable. ¿Qué retos tiene ahora mismo?



R. Mi proyecto es seguir viviendo lo que me quede haciendo los méritos suficientes para que San Pedro me abra las puertas del cielo.



P. Y ¿una pasión?



R. Es inconfesable (se produce un largo silencio, parte reflexivo, parte como un niño ruborizado al sentirse descubierto besando a su primer amor)



P.¿Qué no te ha gustado en la vida?



R. Los enfrentamientos humanos,



P. ¿Y qué es lo que más te ha gustado?



R. El AMOR, el amor en todas sus dimensiones.



P. José María Izquierdo, hijo de viuda en la Guerra civil, el menor de 5 hermanos, esposo y padre de familia numerosa, pintor incipiente, escritor consagrado… y también golfista a tus 94 años.

¿Cómo llegas al mundo del golf, o cómo entra el golf en tu vida?



R .De la mano de José Antonio Martín Mateos. Se empeñó en que, como ya no jugaba, o lo hacía muy mal, al tenis, me iniciara en el golf. Yo le dije que aquello era una cosa de maricones, que conmigo no iba; - (aclara, políticamente incorrecto hoy y erróneo de todas todas, y a todas luces)- (Sonrie picaramente).

Como obstinado que era, y muy buen compañero y amigo, me inscribió en una clase que daban a los periodistas, patrocinadas por El Corte Inglés.

Ahí empecé y caí en esta afición y TERAPIA. Terapia porque me ha liberado de muchas manías y de muchos momentos malos. Me ha ayudado a disfrutar, porque he convivido con gente que son compañeros de juego, amigos, con los que me gustaría seguir disfrutando del golf, del hoyo 19, de esta Casa Club, ¡y de la vida!



P. ¿En qué te ha ayudado el golf?



R. Primero, en que te olvidas de todo lo negativo en el momento que tienes que dar a la “bolita”; sabiendo que al final va a ir donde quiere ella, no donde pretendes tú…Y todo eso te origina una concentración que te hace olvidar el resto de las cosas, y los problemas parece que se desvanecen.

Y luego en el hoyo 19, el de las comidas, contando cada uno sus batallitas después de las cervezas o tintos de verano…pues ahí disfruto como un enano.



P. En nuestra asociación, la AEPJG, están entrando nuevos socios, algunos realmente jóvenes, ¿qué les dirías a todos ellos como el miembro más “veterano” que sigue apasionado por el golf a los 94 años?



R. Que este es el mejor juego del que se puede disfrutar en la vida. Pero que no hay que tomárselo tan en serio como para que te lleve a la desesperación, porque la bolita no va donde tú quieres si no donde a ella le sale de las narices.



P. Estamos descubriendo a un hombre casi, casi del Renacimiento: periodista, pintor, carpintero- siguiendo los pasos de un padre al que apenas conoció-, escritor de novelas, artista y creador… me refiero a tu último trabajo en el taller de creaciones de la planta baja de tu casa, entre caballetes y estanterías repletas de libros.



R. Verás, me encantaría terminar mi vida deportiva con una caña de pescar en la mano, en cualquier río de Asturias y esas cañas me llevan a este nuevo proyecto, que está entre la creatividad artística y la funcionalidad. Unos bastones con bolas de golf de empuñadura y caña firme de apoyo.

La suegra de uno de mis hijos me trajo una bolsa de bolas rescatada de uno de los campos de Huesca y mi inquietud me hizo buscarles una nueva vida y ahí las tienes.

(Ríe, esta vez sin reparos, señalando casi medio centenar de cañas, bolas, lazos con la bandera de España y un banco de trabajo…)



Nuevo reto para un hombre de 94 años enamorado de la familia, la escritura, el golf y la VIDA.