La nueva temporada de golf de la AEPJG arrancó una vez más en el majestuoso campo del Olivar de la Hinojosa. Un servidor defendía el título conseguido el año pasado bajo un intenso viento, el cual esta vez no hizo acto de presencia para ayudarme a repetir el triunfo. A cambio nos dio la bienvenida una buena bruma que poco poco dejó paso a un día soleado, algo que necesitábamos los amantes del golf.
Como de costumbre, parece que nos cuesta empezar el nuevo año, porque al menos en nuestra partida faltó ver el verdadero nivel que disponemos (que tiemble McIlroy en un par de meses). Tardamos un poco en desperezarnos y empezar a soltar el brazo, aunque puedo decir que en general acabamos con buen sabor de boca. Eso sí, hubo alguno que, tras varias salidas fallidas, tenía que pensar en que iba a dar el tercer golpe cuando en realidad era el primero para mandar un misíl derechito al centro de la calle (¿verdad, Enrique?).
Puede que fuera el sol o puede que fueran las cervezas en juego, el caso es que la segunda vuelta fue bastante mejor que la primera en líneas generales. No obstante, lo realmente importante era disfrutar una vez más de la buena compañía con la excusa del golf de por medio, y ese objetivo se cumplió con creces.
Por delante queda todo un año de golf, de buena compañía, de cervezas, de risas y también de algún que otro cabreo por culpa del maldito swing. Sólo falta pedir que la salud, la economía y las ganas por este deporte nos lleven a batir récords de participación, porque esta gran familia de periodistas amantes del golf se merece continuar por muchos años.
Que gane el mejor y, a ser posible, que ése sea yo.
