Es evidente que los amantes del golf llevamos el amor a este deporte a unos límites difíciles de entender para el resto de los mortales. Nuevo torneo de nuestra Asociación en el magnífico campo de Layos y ni corto, ni perezoso, me apunto directamente. El tiempo presagiaba lluvia, pero las ganas eran superiores.
El día antes del torneo vistazo a la web de AEMET (siempre es interesante confirmar qué tiempo nos vamos a encontrar). “Buenas” noticias: 100% de probabilidad de lluvia y tormentas. Quién ha dicho miedo. Coche, carretera y camino de Layos.
Llegada, lluvia. Hoyo 18, ahí comenzábamos, lluvia. Hoyo 1, lluvia. Hoyo 2, lluvia. Hoyo 3, lluvia. Bueno, sí, está lloviendo, pero llueve suave. Seguro que mejora. Hoyo 4, lluvia. Hoyo 5, lluvia. Hoyo 6, lluvia. Bueno, sí, sigue lloviendo, pero llueve suave.
El cielo está cada vez más negro. Hoyo 7, lluvia. Hoyo 8 lluvia. Hoyo 9, lluvia. Joder, sí, está lloviendo, y llueve cada vez más fuerte. Hoyo 10, el green está encharcado y los patos toman posesión. Nos resguardamos debajo del puente entre el hoyo 10 y el 11. Llueve como si se fuera a acabar el mundo.
Hoyo 11. Pincho la bola y golpeo con contundencia. Llegan dos buggies salvadores con Pepe Sanjurjo y Carlos Alcaraz. “Nos vamos a la casa club, otro día será”. Se acabó lo que se daba. Torneo cancelado. Lo volveremos a jugar el 26 de septiembre, espero que con mejor tiempo.
Salida hacia Madrid, llueve. Llegada a Madrid, llueve. Seguro que el pato del hoyo 10 las está gozando. Yo con ganas de que llegue el próximo torneo, al que me volveré a apuntar sin mirar la web de AEMET.
