Pues como dice el título de esta croniquilla, enfréntate a este campo con el cuerpo helado y, sobre todo, con las manos congeladas hasta llegar a la reconfortante ducha caliente, y digo bien ducha caliente porque los vestuarios estaban tan congelados como el día que nos tocó para afrontar el reto de Cabanillas. Con buena compañía se hace mucho más llevadero este campo que, a pesar de las buenas condiciones que presentaba, es una ardua tarea para quién como yo, últimamente brilla por la ausencia en estos campos de Dios.
Y eso que empezó la mañana muy bien, tres rayas en los primeros tres hoyos… ja ja ja. Hándicap que ya fue imposible de levantar. Me pasó como al Atleti con el Barça en el primer partido de la eliminatoria de Champions, el árbitro me estuvo persiguiendo desde el principio y claro acabó por quitarme el poco juego que tenía. Quedó primero nuestro invitado y amigo Pepe Navío, que supo imponer su condición de jugador local y su buen juego claro, aunque por ser invitado el primer lugar recayó en José Andrés García Viu, que también se impuso a las inclemencias climatológicas con unos estupendos 34 puntos.
Lástima que faltara gente, imagino que el tiempo y las lluvias del día anterior algo tuvieron que ver, pero los valientes que asistimos pudimos degustar el placer de la charla durante la comida y la posterior sobremesa. Un placer que muchos se pierden por las prisas, u otras cosas que sé yo, y que es el verdadero objetivo de jugar al golf… ¡el magnífico hoyo 19 que siempre nos acoge con una encantadora sonrisa¡. Un toque de atención para que se respeten los partidos de quien se encarga y molesta en hacerlos. Por favor no pongamos problemas a quien trabaja para los demás. Si alguien quiere jugar con alguna persona en concreto, siempre se puede pedir antes de confeccionar la lista definitiva e imagino que, en la medida de lo posible, se podrá complacer a casi todo el mundo.
