Contacto

Crónicas

    • 10
    • 10
    • 2023
  • Crónicas

    BUGGIE AL AGUA

por: Beatriz Navarro

Hay quien cree que el golf es un deporte tranquilo, bucólico, que se juega entre verdes campos, cielo azul
y patos nadando por lagos cristalinos. Mentira cochina: el golf es un deporte de riesgo, de mucho riesgo, y
más si la AEPJG celebra su fiesta de fin de temporada. Os lo digo porque lo he comprobado.
Nuestra maravillosa junta lo había preparado todo al milímetro: la Valmuza impecable, calles muy
cuidadas, encinares aseados, día agosteño, socios casi al completo, numerosos invitados, comida de
calidad, trofeos para los campeones y regalos en abundancia, pero claro, la Junta no lo tiene en todo en
sus manos ni puede prever lo imprevisible.
¿A que todos habéis sufrido algunas veces el fastidioso “bola al agua” que hace maldecir en arameo hasta
el golfista más curtido? Pues yo, permitidme que me apunte el tanto, he ido un paso más allá. Lo mío ha
sido buggie al agua, así como si tal cosa. No es difícil, puedo asegurarlo. Un acelerón con marcha atrás,
cerca del borde de un estanque de esos que parecen bonitos desde fuera, pero que no son más que una
pocilga de cieno, y allí fui a caer. Una vez dentro el coche se hunde rápido con los palos, con tu móvil,
contigo misma. Todo se va al fondo sin remedio. Braceas para no ahogarte hasta alcanzar la orilla, pero no
puedes salir porque el plástico que recubre todo por dentro te hace resbalar una y otra vez. Hasta deseas
ser una bola a la que alguien lanzara por el aire con un golpe maestro, de esos que dan nuestros
campeones, aunque aterrizara en otra calle. Pero en fin, tuve ayuda. Jorge Iglesias logró agarrarme de la
mano y tirar hasta hacerme salir. Y así fue como me convertí en la heroína de la jornada. Todos me
cuidaron, me arroparon, me mimaron, empezando por el director de la Valmuza, Alberto, que trajo a toda
su gente a ver si conseguían sacar el buggie sumergido en el fondo del lago, hasta que lo lograron.
Llegados a este punto de la historia debo confesaros algo que os ruego no divulgar. Esto estaba
preparado. Por mí, claro, nadie sabía nada. Y es que yo tengo mi corazoncito, y un ego bastante
desarrollado, para qué lo voy a negar. Por eso insistí en quedarme con el buggie que, por cierto, me cedió
Jorge, mi salvador, que no se cómo agradecérselo. Os explico el porqué de todo esto. Era el día de los
premios y el orden en la lista cuenta. ¡Ay la lista, cuántos disgustos da! Al final de cada torneo la miro
aterrada temiéndome lo peor. Y lo peor a veces se cumple: estoy la última. Yo trato de sumar puntos, de
ahorrar golpes, de patear como Dios manda, pero como si nada. La divina providencia tiene otras cosas
que hacer. En conclusión, yo tuve que buscar mi día de gloria por otro camino.
Y después de este desahogo, quiero expresar mi admiración y sana envidia a quienes encabezaron la lista
de nuestro final de temporada. En Scratch, Pedro Bernardo quedó el primero, Jesús Pastor el segundo y
Pepe Navío el tercero. En Handicap ganó Gerardo Corral, seguido por Pepe Sanjurjo y Enrique Carneros.
Luego hubo varios premios a la bola más cercana, dos para mis amigas Laura Pérez del Toro y Mercedes
Rodríguez, además de Javier Hernández, José González y Marco Antonio Ruíz, que lo obtuvo dos veces,
en los hoyos 9 y 11. Por su parte el premio al Drive más centrado recayó en otra buena amiga, Inés
Casado. Y por último quiero citar a nuestro gran Pepe Sanjurjo, que ganó, con 41 puntos, el premio que
justamente lleva su nombre.
Y esto fue todo: un gran día, premios merecidos, sorteo de regalos, y un fin de semana muy atractivo para
los que además hicieron turismo por Salamanca. Ahora toca prepararse para la próxima temporada. Yo,
por si alguien desea aprender algo nuevo sobre golf, me ofrezco a dar clases gratis sobre cómo lanzar un
buggie al agua.