Contacto

Crónicas

    • 27
    • 05
    • 2019
  • Centro de Tecnificación

    DEL ARCO Y LAS FLECHAS A LA TECNIFICACIÓN DEL GOLF

por: Pedro Gonzalez

DEL ARCO Y LAS FLECHAS A LA TECNIFICACION DEL GOLF

Pedro GONZÁLEZ

Incluir torneos de pares tres es un acierto, por lo que supone de igualar las
fuerzas entre los grandes pegadores, cada vez más numerosos, y los que
por razones de falta de habilidad o simplemente del discurrir de la edad
han de conformarse si acaso con progresar en destreza, que no en la
fortaleza de su pegada.
Alguno de los asistentes a la convocatoria en el Centro de Tecnificación
comparó este tipo de torneos con una práctica sexual a medio gas. Es
evidente que estamos en el eterno dilema: cantidad y fuerza o calidad y
buen manejo.
Bueno, a lo que vamos, un sábado soleado y con temperatura agradable
en el territorio que los más viejos del lugar aún recordamos como el
Parque Sindical y la Playa de Madrid (hay que tener ínfulas para semejante
título). Fui de los más madrugadores, entre otras cosas porque cada vez
duermo menos muy a mi pesar. Ello me permitió no obstante contemplar
la llegada de decenas de jóvenes que arrastraban pesados maletones.
Estos –me decía a mí mismo- no pueden ser de nuestra partida. Para un
recorrido de pares tres no se precisa tanto equipaje. Eran tiradores con
arco, que acudían a un campeonato que debía ser de mucha enjundia, a la
vista del despliegue de carpas, dianas, controladores y árbitros en la
cancha destinada en principio al rugby.
Ya me hubiera gustado atinar en las dos vueltas del recorrido como vi dar
en la diana a algunos de los concursantes del tiro con arco. Por cierto,
enfrente justo de la oficina del caddie master han levantado un gran
edificio en el que reza la inscripción Centro de Tecnificación de Tiro con
Arco, emulando al Centro de Tecnificación del Golf en el que se incluyen
los nueve hoyos pares tres, con distintas salidas en una u otra vuelta.
Tuve el placer de compartir partido por primera vez con Alberto Ortega,
que va bajando hándicap como un relámpago, y con nuestro veteranísimo
José María Izquierdo. Alberto está llamado sin duda a ser uno de nuestros
mejores jugadores y José María es el mejor ejemplo de a donde se puede
llegar con su constancia y perseverancia transcurran los años que pasen.
Jugamos a buen ritmo, tanto que les sacamos cuatro hoyos a los del
partido siguiente, y Alberto, con una regularidad apabullante se impuso

pese a desperdiciar hasta cuatro ocasiones cantadas de birdie,
seguramente para dejarse algo para el torneo siguiente. Maty le
acompañó en el triunfo con el empeño de siempre. Ah, por mi parte gané
uno de los dos premios a la bola más cercana. En el otro, Paco Domenech
me impidió el doblete.
Concluidos los partidos, era una auténtica delicia contemplar los cientos
de críos dando clase en los diferentes campos de prácticas. La
tecnificación de los jóvenes valores está en marcha. El golf tendrá cada vez
más futuro.
Al fondo, el aprendiz de río que es el Manzanares discurría su pequeño
caudal en silencio.