Contacto

Crónicas

    • 26
    • 03
    • 2018
  • Entrevista

    Alejandro Aguilera, estudiante y golfista

por: Asunción Mateos Villar (La Voz de Pozuelo)

Con cinco años comenzó a darle a la bola. Su padre -el socio de la AEPJG Alejandro Aguilera- tuvo la culpa. Un accidente le obligó a dejar de jugar al tenis  y, animado por sus amigos, cambió la raqueta por los palos. 


Alejandro Aguilera dio sus primeros golpes en el campo de prácticas del Club de Campo Villa de Madrid tratando de imitar a su progenitor. Pero aquello le gustaba. Primero fueron las clases y luego un entrenador personal. Nuestro niño tenía madera. También hierro. Y drive. Lleva una década compitiendo -ahora en su categoría y en absoluta-, ganando campeonatos como el de España sub-18 o la Copa Baleares y subiendo al podio en torneos internacionales. En la actualidad ocupa el puesto 150 del ranking mundial amateur absoluto. Pero aún hay más. Este verano se va a Estados Unidos. La Texas Christian University (TCU) de Fort Wort le ha concedido una beca de estudios por su brillante trayectoria deportiva. En Dallas comenzará a prepararse para ser físico y, por supuesto, seguirá jugando al golf.



Fue el secretario general de la Asociación Española de Periodistas Jugadores de Golf, Miguel Carnero, quien me habló de Alejandro. Cuando me contó que coleccionaba trofeos y que varias universidades americanas habían querido ficharle, pero sólo una lo había conseguido, me entraron ganas de conocer su historia. La de Alejandro Aguilera, estudiante de 2º de Bachillerato en Ciencias Tecnológicas en el colegio Retamar y apasionado de un deporte con gran tradición en Pozuelo. En los años setenta del pasado siglo los hermanos Piñero aprovechaban los recreos en el colegio Unamuno para practicar con tuberías en la Fuente de la Salud y en los noventa el campo de golf rústico era uno de los sitios más frecuentados por los aficionados.


Dos tardes después de mi café con el “chiringuitero” a tiempo parcial estaba sentada frente a Alejandro. Antes de que llegara, acompañado por su padre y con una sonrisa de oreja a oreja, pensaba en la posibilidad de que en mi primera entrevista a un vecino menor de edad -como editora de La Voz de Pozuelo–  tuviera que enfrentarme a monosílabos. O silencios. Pero ni lo uno ni lo otro. El joven, que cumple los dieciocho en mayo, es todo un profesional, también en lo de expresarse con palabras. Aunque lo hace a una velocidad por encima de la media.

Destino Dallas
Desde que nació vive en una urbanización de la Avenida de Europa con su familia. Tiene dos hermanas; una mayor y otra menor, que aprovechan sus salidas a torneos para ocupar un trocito más de habitación. Alejandro sabe que cuando haga las maletas grandes rumbo a Dallas ellas cuidarán de su cuarto. No le asusta la aventura americana. Asegura que últimamente ha viajado tanto que no le va a costar cambiar de residencia. “Desde hace dos años paso la mitad del tiempo fuera de casa debido a las competiciones así que estoy acostumbrado; además el primer año viviré en el campus”.


Alejandro tiene claro que se lo debe todo a su familia y agradece la comprensión de sus profesores, que le han cambiado algún que otro examen. Sabe hasta cuándo se va a operar la miopía. Da gusto hablar con él de sus comienzos en los complejos deportivos de la carretera de Castilla y Majadahonda. A los siete años recibió sus primeras clases y a los diez participó en su primer campeonato nacional como benjamín en La Manga del Mar Menor (Murcia) y se hizo una foto para el recuerdo en buggy.

Pregunta: ¿Cuándo descubres que lo tuyo es el golf y que va en serio?
Respuesta: A los once años, cuando paso de dar clase con otros chicos de mi edad a tener un entrenador personal con la idea de convertirme en profesional. Es Ismael del Castillo y me entrena en el Jarama Race. Aunque está un poco lejos de casa no me importa. Tampoco a mi padre que me lleva, me trae y me acompaña a todas partes. Sin el apoyo de los míos no hubiera conseguido nada.


A Alejandro se le nota en la mirada que golpear una forma esférica de unos cuarenta gramos con alveolos le vuelve loco. Lo reconoce y que la llegada de jugadores españoles como Sergio García o Jon Rahm al top mundial ha multiplicado el número de licencias. “Lo bonito de este deporte es que la bola siempre está parada y eso hace que lo que parece sencillo se vuelva complicado”.


Como se ha aireado tanto el hándicap de algunos personajes públicos le pregunto el suyo y si es determinante para diferenciar el nivel de los jugadores. Tiene -3 pero le quita importancia porque aún no es profesional. Aunque viaja como si lo fuera por España y más allá (Reino Unido, Francia, Portugal, EEUU…). Además de competir a nivel individual está en la selección nacional y ha jugado en varias ocasiones con el equipo europeo. Una jornada de competición puede superar las cinco horas. Para eso y de paso cargar con la bolsa de palos -se refiere a su equipo en términos de sensaciones y nunca juega sin guante- hay que prepararse a conciencia.


Pregunta: ¿Cómo es el entrenamiento de un jugador de golf? ¿Cuidas tu alimentación?
Respuesta: Pues hay tres preparaciones: física, mental y técnica. La física la trabajo en el gimnasio de la Federación Madrileña de Golf. Voy dos días a la semana y un preparador me ayuda a conseguir más fuerza, potencia y velocidad. En golf cuanto más fuerte, potente y veloz seas mejor porque tendrás ventaja sobre los demás. Aunque no lo parezca los buenos jugadores de golf están casi tan fuertes como los futbolistas. La mental se realiza con psicólogos aunque yo casi no la entreno y la más importante es la técnica, que es todo lo que tiene que ver con el swing. Con respecto a la alimentación no la cuido demasiado.  Supongo que en Dallas la cosa cambiará.


Pregunta: Ahora que lo mencionas ¿cómo surge la beca en la Texas Christian University?
Respuesta: En este deporte puedes conseguir una beca de dos formas: a través de una agencia o por la Federación Española, que tiene un representante en América y pone en contacto a los jugadores del equipo nacional con los coachs de las universidades. Ellos miran tu trayectoria y tus resultados, te siguen en internet y hablan contigo para conocerte. Dependiendo de tu nivel y de si quieres o no estudiar allí una carrera seleccionas el centro. Hay gente que va más a jugar que a estudiar.  No es mi caso. Yo hablé con responsables de varias con un alto nivel de golf pero buscaba una que también tuviera un alto nivel académico. Finalmente me decidí por la Texas Christian University en Fort Wort (Dallas) pensando además en la climatología. Me han dado una beca de estudios del 100% y voy a estar en un equipo con otros becarios europeos; un italiano y dos franceses.


Alejandro Aguilera tendría que incorporarse el 15 de agosto a las clases en la universidad americana que le ha elegido para ser uno de los suyos pero ese mismo día comienza en Irlanda del Norte la competición sub-18 más importante de Europa: el British Boys. El claustro le ha dado permiso para acudir a la cita y tratar de sacarse la espinita que tiene clavada. Con dieciséis años perdió la final contra un alemán. Le digo que seguro que era rubio y con los ojos azules y entre risas me dice ¡exacto!